Los Ibores, manantial de fantasía.

Al lado de las Villuercas y hermanada, como sólo la naturaleza puede estarlo, se encuentra la comarca de los Ibores. Aunque menos nombrada en las guías turísticas que su vecina, no por ello deja de ser un lugar a descubrir por los ojos curiosos de quienes ansiosos por salir de la rutina y la ansiedad que muchas veces provoca nuestros modos de vida. Cuando se llega a uno de los cinco pueblos que forman la comarca (Bohonal, Castañar, Fresnedoso, Mesas y Navalvillar). Se detiene el coche y hastiado de volante, te olvidas por unas horas que deseas parezcan eternas ,de los hábitos necesarios pero esclavizantes.

Asoma tras cada paso la naturaleza, sorprendente y salvaje, quizás no tanto para los habitantes de esta comarca, para quienes estos campos libres es su rutina, aunque más se tendría que decir que es su día a día, rutina es una palabra que sugiere una losa plomiza, y si de algo está ausente este lugar es de losas. Todo fluye como los manantiales que discurren por sus abruptas tierras, todo fluye …las estaciones del año, las lluvias, el sol de invierno o de verano, el árbol que se ha secado o el retoño que florece, el cabritillo que amamanta su madre o el que fuese orgulloso macho cabrío que dejando la vida terrenal alimenta a los buitres. Todo aquí fluye sin aspavientos, es el día a día de un lugar de fantasía para quien sale de un bosque de cemento y caminos de asfalto.

Textos: Pedro Maximiano Cascos

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