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martes, 29 de marzo de 2016

El lavadero de Trujillo


Corresponde al último tercio del siglo XIX y se caracteriza por su singularidad arquitectónica a base de ladrillo y piedra, mediante el juego de arcos de medio punto de ladrillo sobre pilares y pretiles de cantería.

El lavadero, de titularidad pública, era utilizado antiguamente por los vecinos de Trujillo y de las pedanías de Huertas de Ánimas y Belén. Tiene una superficie de más de 700 metros cuadrados. En el año 2007 el Consistorio llevó a cabo obras de recuperación del mismo.
Las lavanderas eran las profesionales especializadas en el lavado de la ropa, siendo uno de los oficios más duros, dentro de los que se prestaban a los hoteles y veraneantes, por personas del exterior tal era el caso del Hotel “El Cubano” de Trujillo, lugar en el que tuvieron fama las lavanderas y que en ocasiones se simultaneaban con labores de planchado.
A finales del siglo XIX y hasta mediados del XX, adquirió importancia el Lavadero de Trujillo. La limpieza de las ropas se llevaba a cabo en los márgenes de cantería del citado Lavadero. Las lavanderas, de bruces sobre las lanchas de piedras, realizaban el trabajo siempre penoso.
Un avance importante supuso la construcción de especies de cobertizos o bancos sobre las corrientes de agua, en cuyo interior se colocaron una especie de bancos o cajones, donde las mujeres podían acomodarse, preservándose de la humedad, disponiendo de una piedra, que en su parte inferior entraba en el agua y sobre la que podían jabonar, restregar y golpear la ropa.
En este lavadero de Trujillo se alineaban un número variable de puestos de trabajo individuales, constituidos básicamente, por una piedra inclinada, sobre la que las mujeres llevaban a cabo su tarea.
Las tareas básicas del lavado consistían en "enjabonar la ropa con pastillas de Chimbo o Lagarto", poner a remojo, dejar reposar, quitar manchas restregando si las hubiera y aclarar con agua a mano o golpeando sobre la piedra.
La siguiente operación, tras preparar en un barreño una mezcla de agua y lejía, era la inmersión en la misma de la ropa, "dejándola un buen rato", si bien, en el caso de las sábanas de hilo, no podía utilizarse lejía, aunque sí el jabón. Tras un nuevo aclarado, se volvía a meter la ropa en una mezcla de agua y añil, para acabar retorciéndola hasta quitarle toda el agua posible.
Aunque, para el secado, lo habitual era extenderla al sol sobre la hierba o las zarzas. Tras el estirado y su doblado, se colocaba en una cesta de mimbre o castaño, procediéndose de nuevo a su recuento y entrega.

El lavadero de Trujillo adquiere aún más importancia por estar ubicado en un complejo yacimiento arqueológico en la zona: un altar rupestre, también llamados peñas sacras, lagareto, un molino del siglo XVIII y una torre defensiva musulmana.
José Antonio Ramos Rubio
Cronista Oficial de Trujillo.Académico Correspondiente de la RAExt.









23 comentarios:

  1. La figura de las lavanderas es muy importante y en Cáceres el viernes de carnaval comienza recordándolas en la fiesta que lleva su nombre y con la quema del Pelele. Fue una profesión que dio de comer a muchas bocas en tiempos duros y está bien que se les recuerde.
    El sitio mola Ana, quién sabe si algún día me deje caer por el lugar.
    Bss.

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  2. Buenas y bonitas fotos Ana, las texturas les van de maravilla, la del perro me encanta.
    Un abrazo

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  3. Imagenes extraordinárias y cargadas de história y de histórias!
    Un fuerte abrazo Ana

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  4. Nos traes una información muy cuidada, que explica perfectamente esas fotos.
    Las fotos son soberbias. Una edición de lujo y unos encuadres estupendos. Curiosa estructura de pilas de piedra.

    Un abrazo

    · LMA · & · CR ·

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  5. Espléndido reportaje Ana, ilustrado con unas magníficas imágenes, me encanta el color y el tratamiento con ese suave viñeteado. Los reflejos son son un lujo.
    Un fuerte abrazo

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  6. Buenas fotos Ana, la del perrito es sensacional, buen reportaje.

    Un abrazote.

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  7. Magnífico e interesante reportaje.

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  8. Estupendas fotos, con una edición muy cuidada, interesante la información que aportas.

    Saludos.

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  9. Desde luego el sitio es merecedor de hacer un reportaje, tal como has hecho, me sorprende lo bonito que es para una labor tan ingrata de lavar la ropa a mano. Hasta pensaba que tenía más siglos, fíjate, jeje.

    Enhorabuena, las fotos tienen un aire especial, propio de ese lugar mágico.

    Besos.

    P.D. Yo también me quedé en casa esta Semana Santa ;-)

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    1. Bueno otra vez sera, a veces es bueno quedarse en casa y descansar.

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  10. qué interesante la historia... y en tan bello lugar, aunque seguramente aquellas lavanderas poco lo habrán disfrutado, quizás sin demasiada oportunidad de levantar sus ojos alrededor...

    saludos!

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  11. Muy interesante! Gratos recuerdos me ha traido esta Historia.
    Estupendas fotografías.
    Felicitaciones Ana.
    Saludos.
    Ramón

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  12. Me encanta la del perro: ese juego entre lo móvil y lo estático, entre el presente y el pasado, las ondas del tiempo que llegan hasta nosotros a través de tus fotografías.

    Un saludo.

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  13. Excelente reportaje, aprendi mucho. Preciosas fotos, me encanto el reflejo en el agua.
    Saludos,

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  14. Me encantan los encuadre Ana, son muy buenos y muy bien editados, además muy bien documentados para que entendamos y sepamos mucho más de ese lavadero.
    SAludos,

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  15. Muy buen documento. Recordando su historia y haciendo que no nos olvidemos de "un modo de vida" ya olvidado.
    Fantástica edición en todas, preciosas.
    Un abrazo

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  16. Hola Ana, soy de Trujillo y uno de mis lugares favoritos es El Lavadero, además soy aficionado a la fotografía y he intentado en muchas ocasiones reflejar en mis imágenes lo que siento cada vez que visito ese lugar, pero hasta ahora no lo he conseguido. Me alegro de que gente con tan buen gusto tú se haya acercado para regalarnos estas magníficas fotografías Un saludo Ana, si vuelves por Trujillo avísame y hacemos alguna fotografía juntos.

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  17. Bellas todas, pero la segunda y la tercera me encantan. Saludos.

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