Cuestión de suerte

                

      

         ¿A quién no le gusta tentar a la suerte?, enseñar el capote de nuestras ilusiones( por vanas y volátiles que estas sean) y ver si cuál miura bien bravo viene a por nosotros. Pero esquiva es la suerte, como lo son los días con sus noches, que siempre caminan y no se detienen, la suerte camina, para con brevedad y mira con buenos ojos a alguien entre la multitud, pero sigue su camino, tacaña y huraña, sabedora de lo deseada que es, y de lo difícil que es cortejarla. Pobres necios mortales, que arrastráis vuestras vidas como reptiles, creyendo poder volar y no habéis aprendido ni a gatear, con la cabeza en las nubes cuando estas descargan aguas de tormenta. ¿Aún tenéis ganas de quimeras, sueños imposibles, cuernos de abundancia, horizontes de grandeza aunque se desvanezcan? Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!. Respondéis al unísono con vehemencia y sin pensarlo. Al lado de las loteras pasaba un mendigo al que nadie tomó en cuenta. Nadie sabía que años atrás fue agraciado con un suculento premio de lotería. Unos amigos, unos familiares que aparecieron por allí, unos banqueros con ideas innovadoras, todo ello confabulado con una bondad por naturaleza, hizo estragos en el dinero del premio. Este mendigo no pide dinero, sólo deambulaba por Madrid y pide comida, cuando se la dan mira a los ojos, en vez de dar las gracias, pregunta." ¿Le gusta el azar?" nadie le ha contestado todavía, él responde antes. "No se fíe tápese los oídos, trabajo y economía son la mejor lotería"

Texto: Pedro Maximiano Cascos

Foto: Ana Manotas Cascos