Trabajos olvidados

(Siento no poder pasarme por vuestros blogg, pero me he cogido una semana de vacaciones, cuando vuelva me podré al día. Un abrazo, y gracias por pasar).

          Sentado frente al televisor, Fermín no deja de mirar el reloj de pulsera, desea que cuanto antes llegue a las doce del mediodía, se ha arreglado y puesto de limpio como le gusta decir. Vuelve a mirar a su reloj y el lento recorrido de la aguja. Ha quedado con un viejo compañero del taller donde ambos trabajaron, una fragua con solera, situada en una ancha calle antes, mucho antes de la llegada de los polígonos.!!Por fin!! Ya son las doce, baja esta vez inusualmente rápido y en poco más de tres minutos llega al bar donde se ha citado con su compañero, toma asiento junto al ventanal que da a la calle y sigue mirando el reloj, todavía no ha llegado, de todas formas él siempre ha sido más puntual, pide un descafeinado que le trae la chica que hace de camarera. Termina el descafeinado, mira el reloj, han pasado veinticinco minutos, entra un hombre joven, no más de treinta años, pregunta si es Fermín, dice que sí, se sienta junto a él, Fermín le dice que pida algo,que le invita, dice que no tiene el cuerpo para  nada, es el nieto de su compañero,el  abuelo ha muerto, Fermín siente un escalofrío, se echa a llorar, no mira el reloj, siente miedo.

Texto: Pedro Maximiano Cascos

Fotos: Ana Manotas Cascos 

Descansando en el olvido

El orden del trabajo